A lo largo de los años, el mundo del coaching, con sus variadas disciplinas y técnicas, ha sido testigo de un cambio de paradigma. A medida que las aproximaciones holísticas ganan impulso, el eterno debate entre el coaching estándar y el coaching transformacional sigue en pie. Pero aquí está la verdad: el coaching convencional, a pesar de todos sus méritos, a veces puede ser parecido a un espejismo, mostrando un oasis de transformación que siempre permanece distante. Armado con la experiencia como coach de vida holístico, deseo arrojar luz sobre este tema, centrándome en por qué la transformación prometida por ciertas técnicas de coaching a menudo resulta ser esquiva.
El paisaje del coaching: El coaching, ya sea de vida, de carrera, de parejas o corporativo, comparte un objetivo común: promover un cambio positivo. Aunque cada dominio tiene sus desafíos y matices, todos trabajan hacia la posibilidad de crecimiento, el fomento de la claridad o la facilitación de la resolución de problemas.
Sin embargo, aquí radica la dicotomía. El coaching estándar, estructurado en torno a normas establecidas como las de la ICF o EMCC, se centra en obtener resultados. Estos resultados, aunque tangibles, suelen ser superficiales, abordando problemas sintomáticos en lugar de la causa raíz.
No estamos revisitando la discusión entre coaching y terapia, ya que ya ha sido abordada. La clave es simple: un coach debe reconocer que la terapia está fuera de su ámbito. Para ser verdaderamente útil, debe adoptar un enfoque integral sin intentar actuar como un terapeuta.
En contraste, el coaching holístico adopta un enfoque transformacional, mirando más allá de la mente para englobar cuerpo, alma, emociones y energía.
Coaching estándar: Un espejismo de transformación: Atado al reglamento, el coaching estándar ofrece una sensación de seguridad. Estos métodos, a menudo respaldados por datos y procesos establecidos, proporcionan un entorno controlado para el crecimiento. Aseguran a los clientes un viaje estructurado con puntos de control, hitos y resultados tangibles.
Pero esta misma fortaleza puede ser su talón de Aquiles. Al operar dentro de este marco controlado, el coaching convencional a menudo deja de lado los cambios más profundos e intrínsecos necesarios para una verdadera transformación. Este enfoque orientado a los resultados, aunque impactante a corto plazo, no siempre genera un cambio duradero.
Por ejemplo, tomemos las sesiones de coaching corporativo de alto costo, donde la satisfacción a veces puede parecer más comprada que ganada. Como emprendimientos costosos, vienen con un peso de expectativa. Pero ¿cuántos de ellos realmente cambian la forma en que uno ve la vida o enfrenta los desafíos? ¿Con qué frecuencia simplemente ofrecen soluciones superficiales en lugar de ideas profundas y transformadoras?
Coaching holístico: El camino hacia una verdadera transformación: El coaching holístico no solo guía; cambia profundamente la perspectiva de un individuo sobre sí mismo y su entorno. Entiende que los numerosos desafíos de la vida no son solo problemas que esperan soluciones, sino experiencias que contribuyen al crecimiento personal.
En contraste, aunque el coaching estándar ofrece estructura y resultados medibles, a menudo no logra proporcionar experiencias transformadoras profundas. En particular, el coaching estándar tiende a estar vinculado a un sistema que enfatiza las certificaciones, lo que conlleva implicaciones financieras derivadas de tales acreditaciones y las formaciones anuales asociadas. Este enfoque a veces puede desviar del propósito principal del coaching: facilitar un crecimiento personal genuino.
La verdadera esencia de la transformación, sin embargo, trasciende estas métricas estructuradas. Está anclada en una perspectiva holística que abarca la totalidad de la experiencia humana, desde lo físico hasta lo emocional, desde lo cognitivo hasta lo espiritual. La verdadera transformación integra a la persona en su totalidad: cuerpo, mente, alma, emociones y energía. Empodera a las personas para reconocer y liberar su potencial inherente y para experimentar profundamente las ideas, en lugar de solo entenderlas teóricamente.
Una limitación significativa del coaching estándar es su tendencia a quedarse en la superficie, ignorando en gran medida las capas más profundas de la mente inconsciente. Al centrarse en estrategias y cogniciones conscientes, puede pasar por alto las narrativas profundas, creencias, recuerdos y traumas que realmente dictan el comportamiento y la percepción. Existe aquí un riesgo inherente: la ilusión de control. Cuando creemos que estamos en control simplemente porque estamos abordando pensamientos conscientes, perdemos el vasto reservorio de factores inconscientes que influyen en nuestras vidas.
El coaching holístico, con su enfoque más amplio, aborda esta brecha. Al involucrarse con el inconsciente, llega a la raíz misma de los problemas, en lugar de abordar simplemente los síntomas. Aquí, la transformación no es solo pasajera o superficial; es profunda y tiene el potencial de cambiar la trayectoria de la vida de una persona.
El rico tapiz del coaching: Al reconocer las limitaciones del coaching estándar, también es esencial reconocer sus méritos. Para aquellos que buscan resultados tangibles, este método tiene su atractivo. Después de todo, un coach corporativo, armado con estadísticas, podría proporcionar el empuje necesario para un equipo que enfrenta problemas de productividad.
Sin embargo, a medida que las personas maduran y evolucionan, muchos comienzan a buscar un cambio más profundo. Buscan experiencias transformadoras que consideren el yo holístico: mente, cuerpo, alma y emociones. Es esta misma diversidad en el coaching, la danza entre lo estructurado y lo holístico, lo que enriquece la disciplina.
Más allá de las métricas y las listas de verificación: La transformación no se trata solo de marcar casillas o lograr métricas tangibles. Es una danza intrincada que comienza con una firme decisión y la disposición a emprender un viaje transformador. Hay un ritmo en ello, y el tiempo juega un papel crucial en la determinación de la efectividad de este viaje. La vida, con su sinfín de emociones, desafíos y situaciones, es un maestro en constante evolución. Todos sus altibajos, dolores y alegrías, son oportunidades de crecimiento.
Sin embargo, para aprovechar verdaderamente este potencial de crecimiento, uno necesita desarrollar la habilidad de percibir e interpretar los mensajes subyacentes que la vida presenta. Estas lecciones a menudo vienen envueltas en capas de complejidad, más allá del mero análisis mental. La mayoría de los modelos de coaching estándar no equipan a las personas con las herramientas para navegar estas complejidades de manera intuitiva. Al no aprovechar este vasto reservorio de intuición, cerramos inadvertidamente la puerta a una mina de oro de conocimiento y sabiduría. De manera similar, nuestros cuerpos comunican de maneras más profundas de lo que a menudo nos damos cuenta.
Nuestros niveles de energía, picos y caídas, todos tienen historias que contar. Es aquí donde se puede encontrar la esencia de la inteligencia emocional y la profunda sabiduría de la vida. Sin estas habilidades de navegación vitales, corremos el riesgo de navegar en el vasto océano de la vida sin una brújula.
El lado oscuro del coaching clásico: El coaching clásico, a pesar de su popularidad generalizada, tiene fallas inherentes que ocasionalmente pueden eclipsar sus ventajas. Un error flagrante es su potencial para fomentar la "positividad tóxica". Bajo esta apariencia, los clientes se ven presionados a adoptar una perspectiva optimista implacable, que a menudo ignora las emociones genuinas de angustia, tristeza o ansiedad. El peligro radica en negar experiencias emocionales auténticas, dejando a las personas sintiéndose no escuchadas o incomprendidas.
La tendencia hacia soluciones "genéricas" también merece ser examinada. En lugar de abordar las necesidades individuales y los contextos personales, un enfoque único para todos puede ofrecer soluciones meramente superficiales. Esto es como intentar cubrir una herida profunda con una tirita endeble: puede tapar el problema, pero no lo cura realmente.
Otro peligro latente es la dependencia potencial de los coaches. Aunque el objetivo del coaching es el empoderamiento, existe una delgada línea entre la orientación y la dependencia. Algunas personas, especialmente si han sentido beneficios significativos del coaching, pueden encontrarse dependiendo excesivamente de sus coaches, lo que puede erosionar la autonomía personal y disminuir la confianza en uno mismo.
Además, el sector del coaching en su totalidad no está exento de profesionales no cualificados. Algunos coaches carecen de la experiencia de vida, la sabiduría y la madurez necesarias. Esta deficiencia no está relacionada con su formación o certificaciones. Estos coaches pueden no solo desorientar a las personas, sino también causar daño, especialmente cuando tratan con problemas emocionales o psicológicos complejos para los que carecen de la experiencia adecuada. Los coachees deben ser conscientes de estos posibles riesgos y actuar con cautela al buscar orientación.
El énfasis intenso en los resultados medibles y la fijación estricta de metas en el coaching clásico puede dejar de lado los aspectos intangibles del crecimiento personal. La vida no se trata solo de marcar casillas; es una danza intricada de emociones, experiencias y enseñanzas. Un enfoque exclusivo en los resultados puede pasar por alto la profunda inteligencia emocional y sabiduría adquirida en el viaje mismo.
El coaching clásico, con sus metodologías y estructuras establecidas, puede no ser la panacea que a menudo se considera. Si bien puede ofrecer soluciones, es crucial ser consciente de sus posibles desventajas y abordarlo con ojo crítico.
Conclusión: Elegir entre una ilusión fugaz de cambio y un viaje profundo de transformación es una decisión profundamente personal. El coaching, en sus variadas formas, ofrece un espectro de experiencias y resultados. Al navegar por esta vasta extensión, es esencial identificar y priorizar las necesidades y aspiraciones personales. En última instancia, la verdadera transformación no solo se logra al adherirse a las normas estructuradas o buscar resultados tangibles, sino al abrazar una experiencia holística que resuene en todas las facetas del ser. Como dice el proverbio: "Cuando el alumno está listo, el maestro aparece". Esta apertura y disposición para aprender y evolucionar es el núcleo de cualquier viaje transformacional exitoso.
Por Ritshi Zenati, Coach en Holistika Center.
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